El Heraldo

El pibe más juniorista que nunca

MÁS JUNIORISTA QUE NUNCA

Por Rafael Castillo Vizcaíno

No fue fácil la edición de la entrevista. ‘El Pibe’ se relajó tanto en la charla, que retiró completamente los filtros de su vocabulario. Pero la dificultad para podar el diálogo no radicaba solo en su desparpajo natural y expresiones coloquiales, también en aprovechar al máximo lo más valioso e inédito contenido de sus desabrochadas declaraciones. Y Carlos Valderrama no se calló nada en esta cita con LA ROJIBLANCA para hablar única y exclusivamente de su histórico y exitoso paso por Junior entre 1993 y 1995.

Ahí, en un cómodo sofá y en medio de su colección de camisetas rojiblancas (posee cualquier cantidad), rodeado de fotos de su continuo trasegar y protagonismo en el fútbol mundial (tiene con Maradona, Pelé, Messi, Ronaldo), el astro samario, que alcanzó dos títulos con los tiburones y una semifinal de la Copa Libertadores, se mostró más juniorista que nunca.

¿Cómo llega al Junior?

Yo jugué un año en Valladolid, España, y me vengo para Medellín, en 1992. Ahí estoy un año. En 1993, después de mis vacaciones, al presentarme en el equipo, me encuentro al gerente en el primer día de entrenamientos y me dice: Junior está interesado en usted. Y le digo yo: joda, usted manda huevo, estando yo en Santa Marta me hizo venir. El ‘man’ se moría de la risa. Ahí mismo llamaron a ‘Toño’ Char.

¿Cuánto demoraron arreglando?

Nada porque yo quería jugar en Junior. En 1983, yo jugué un partido entre costeños y cachacos que organizaba Fabio Poveda Márquez (q.e.p.d.). Ese día me puse la camiseta del Junior y ‘El Indio’ Solari, que era el técnico, me iba a traer, pero el Unión no me quiso vender. En 1984, se trajeron a Didi (Valderrama). Yo dije: nojoda, no me tocó la lotería. Después me fui para Millonarios.

¿Qué le gritaban en el Romelio cuando venía con la camiseta del Unión?

‘El Champion’ (Édgar Perea), de entrada, te echaba la gente encima: aquí no ‘coman’ de pelo amarillo ni nada, aquí solo es Junior tu papá.

¿Le dolió que se llevaran a su primo y no a usted?

No, al contrario, los dos estábamos buscando la manera de irnos a un equipo grande.

¿Cómo fue su primer día en Junior?

Ustedes saben que Fabio Poveda Márquez (q.e.p.d) siempre andaba pendiente de Junior y de uno. Ya él tenía unos afiches de una foto mía con Pacheco que decía: ‘La sociedad del talento’. Esa fue la bienvenida. Fabio tenía todo montado.

¿No hubo presentación con rueda de prensa?

Esa vaina no se usaba antes. Uno llegaba a jugar y listo.

¿Cómo lo recibió Julio Comesaña que era el técnico en ese entonces?

Bien. Con Julio tuve la suerte de jugar en tres equipos: Cali, Dim y Junior. Yo le dije cuando llegue: viejo ‘Yuyo’, ¿la tercera vez y no vamos a dar la vuelta olímpica? Él me decía: eso es culpa tuya. Con Cali fuimos subcampeones.

¿Cómo fue el principio de la relación con sus compañeros?

Había un grupo maduro. José Pazo, Alexis Mendoza, Lucho Grau, Héctor Gerardo Méndez y mi persona. Estaban los más pelaos: Valenciano, que llegó en el segundo semestre, ‘Niche’ Guerrero, Pacheco, Mackenzie.

En esa época, cuando Junior salía a la cancha, había un montón de niños con el cabello como usted, los ‘pibecitos’…

Eso fue un ambiente teso. Ninguno era hijo mío. Esos pelaos ya deben estar grandes. Yo recuerdo que siempre llenábamos el estadio. Eso fue una locura del carajo.

¿Qué es lo que más lo marcó de ese equipo?

La unión. El grupo que se armó fue muy bueno en todos los sentidos. Y las ganas de ganar. Nosotros jugábamos igual de local y de visitante. No y que vamos a esperar, nada de eso, vamos a apretar a esos ‘hijuep…’ allá. Aquí decíamos: vamos a presionar 15 minutos, cogíamos y ¡pum! Metíamos un gol y después venía el baile. Por fuera hacíamos la misma vaina. ¿Quién dijo que vamos a esperar? ¡Vamos a atacar!... Ese era el equipo de nosotros. Salíamos con todo.

‘Lucho’ Grau ha dicho que usted insultaba a los delanteros que bajaban al mediocampo a pedir el balón…

¡Claro! Yo los mandaba pa’ arriba. ¡¿Qué vienes a hacer aquí gran hp?! El que está encargado de esta vaina de crear soy yo. Cuando yo le ponga un pase, usted tiene que meter el gol, esa es su misión, de esta vaina en la mitad me encargo yo. No que yo… ¡Nada! ¡Vaya pa’ allá arriba!

‘Niche’ Guerrero le sacó muchas canas…

‘Nombe’ no. Uno de los gran-

des futbolistas con los que yo jugué fue ‘el Niche'. Para mí era fácil jugar con él porque tenía movimientos de entrada y salida, y con esa velocidad, yo me moría de risa. Me sentía muy cómodo. Lastimosamente nada más jugamos un año. Cuando él me amagaba hacia atrás y yo se la tiraba adelante, ese ‘man’ llegaba. Yo sí le decía: ¡tienes que meter goles nojoda! No me vengas a ‘mamar gallo’. Y fíjate, metió 34 en un año. Pateaba con las dos piernas y tenía un freno y enganche pa’ aquí y pa’ allá.

Usted le ponía como siete u ocho pases-gol por partido…

Pero es que él te daba facilidad, si él no te hacía los movimientos, ¿cómo hacía yo? Yo esperaba que el delantero insinuara el movimiento. Si no es eso, me toca dársela al número ‘6’ y ese me la devuelve a mí. Eso es lo que juegan ahora, un juego pendejo. Nosotros cuando pasábamos la mitad de la cancha teníamos que terminar.

¿No se devolvían?

Cuando íbamos 2-0. Yo decía: bueno, vamos a bailar esta vaina. Si salía el otro equipo, atacábamos.

¿Cómo era la clave del pasegol con Valenciano?

Al ‘Gordo’ sí se la tiraba al pie. Yo le decía, ¿a dónde la quieres? Y él me respondía: al pie, yo pongo el cu.. y volteo, si me dejan, la meto allá. Con ‘Niche’ si era al espacio. Con él comenzábamos dos o tres toques en la mitad de la cancha, tin, tin, tin, y de repente ‘Niche’ hacía ¡Fiiu fuiii! (chifla). Y yo se la tiraba sin verlo.

¿Cómo fue la sociedad con Pacheco?

Lo que nosotros hacíamos aquí, uff. ‘Pache’ tenía la máquina nuevecita. ¿Y quién le quitaba la pelota a ese hp pelao? Yo tenía que mentarle la madre: ¡oye, toca esa vaina nojodaaa! No la perdía y metía goles. Yo le decía: vamos a organizarnos, en una yo vengo a coger la pelota y usted está adelante, en la otra usted la busca y yo estoy más arriba.

¿No les tocaba marcar?

A tapar, a hacer sombrita. Eso de marcar y tapar es diferente. Nosotros hacíamos la figura, pero Méndez y Grau marcaban todo.

Víctor Pacheco me contó que usted le decía: quítale la pelota a Grau rápido…

Uuuuhh. Lo que pasa es que cuando íbamos ganando 2-0 o 3-0, cogían la bola como Beckenbauer, se las quitaban y pa’ atrás otra vez. ¡No vengan a inventar hps! ¡Recupérenla y suéltenla! Esos ‘manes’ corrían mucho, eran los que respaldaban al equipo.

¿Por qué se entendió tanto con Pacheco?

Porque tiraba unas paredes cortas, con velocidad y era muy inteligente para jugar.

¿Y Oswaldo Mackenzie?

¡Crack! Cara e’ perro, como le digo, era crack. Tenía una personalidad impresionante, no se asustaba con nada. Me acuerdo que ‘El Gor-

YO LE DECÍA A MÉNDEZ Y GRAU, RECUPEREN LA PELOTA Y PÁSENLA A PACHECO Y A MÍ, NO SE VAYAN A EMOCIONAR. ¡NO VENGAN A INVENTAR!”

do’ Valenciano empezó a botar penaltis y Mackenzie dijo: la próxima vez pateo yo. Y Pacheco le gritó: qué va si tú estás de suplente (carcajadas). Le bajó la caña (risas). Pero ese ‘man’ era de los que mejor pateaba los penaltis en Colombia.

En el partido del título ante América, en 1993, Mackenzie fue titular junto con Pacheco, ‘Niche’, Valenciano y usted…

Eso fue sorpresa de Julio (Comesaña). Nos dijo: aquí hay que ganar para ser campeón. Vamos con Grau, Mackenzie, Pacheco y ‘El Pibe’. Cuando vi esa vaina dije: ¡ay hp! Si no ganamos con este equipo hoy, no ganamos nunca. Le dije a Oswaldo: ojo que esta es la final, si queremos jugar los tres siempre, tenemos que ganar. Me dijo: yo quiero jugar ya. Así me dijo con su tremenda personalidad. Le recomendé que no se fuera tanto al ataque y que debíamos tener la pelota. Ahí quedamos campeones.

Usted en su despedida de Junior le dio la camiseta 10 a Mackenzie. ¿Por qué a él y no a Pacheco?

Estábamos peleados. Habíamos discutido y estábamos ‘cabreros’, pero Oswaldo se la merecía.

Pero se la dio de resentido porque estaba peleado con Pacheco…

Sí, porque estábamos peleados. Ambos se la merecían.

Seguramente a Pacheco lo tomó por sorpresa la entrega de la camiseta a Mackenzie…

Yo me imagino. Y nunca hablamos del tema. Los dos se merecían la vaina, a los dos los quiero mucho. Nosotros discutíamos, pero al rato ya estábamos otra vez de ‘llaves’.

Julio Comesaña y Cristian Montecinos contaron que usted y Pacheco le negaban la bola al chileno en un partido ante Cortuluá…

Se salió de la cancha ‘cabrero’. Ese día teníamos que ganar. Al chileno yo le dije algo y me contestó, me levantó el brazo. Yo me le fui pa’ encima: qué te pasa, nojoda, te vienes a agrandar aquí, ¿te quieres dar trompadas conmigo? Íbamos a pelear. Yo le dije: de ahora en adelante no vas a meter gol, no te la voy a poner más. Yo lo veía, le amagaba, y se la pasaba al ‘Gordo’. ¿Saben quién metió el gol? ¡El hp chileno! (carcajadas). Metió un gol bravo, tiré un centro rastrero, ‘El Gordo’ ‘la peló’ y Montecinos se tiró y chocó con el arquero, pero la metió. Cuando hizo el gol se agrandó. Yo buscándolo pa’ ponerle otro pase y se había salido (risas).

¿Y cómo fue la pelea en el 3-3 ante Nacional, en el título de 1993, cuando se perdía 3-0 en el Atanasio Girardot?

Se formó un problemón. Nosotros no podíamos perder con Nacional. Cassiani, que siempre rechazaba la pelota lejos, la tiró para el saque de banda y de ahí nos metieron el primer gol. Luego una falta sin necesidad y nos meten el otro, 2-0. Nos estaban metiendo un baile y la gente en Medellín, tú sabes, ole, ole, ole. Alexis García, Aristizábal, ‘Bendito’ Fajardo y Tréllez, que volaban solos. Taquitos y vainas. Faltaban como cinco minutos y a Héctor Gerardo Méndez queriendo salir, le cortaron la bola y nos metieron el tercero. Me le fui encima y le dije de todo: uruguayo vendido, regalado… Yo estaba loco. ¿3-0 y con baile? Ya en el camerino, me quité la camiseta y me achanté en un rinconcito. Yo esperando para ver qué decía Julio y él lo que hizo fue quedarse callado. A pocos metros, de frente, se me sienta Cassiani y junto a él Méndez. Los dos pegaditos. No sabía a cuál de los dos coger. Voy a decir algo para ver cuál me va a contestar: ¿están asustados? ¿O se vendieron? ¡Hablen de frente! Méndez responde: no es que… Que no ni que nada, cogí una botella de gaseosa que había abajo y la tiro, ¡praaa! Menos mal que los dos se agacharon. Hubo vidrio por todos lados. Me agarraron Ronald (Valderrama, su hermano) y ‘Lucho’ (Grau). Hey, ‘Mono’ cálmate. Qué nada, ¿cómo vamos a venir a perder 3-0 aquí? ¿Se vendieron? Sonó el timbre para regresar a la cancha. Julio no dijo nada. Cuando íbamos saliendo ‘enmuñeco’ a Pacheco, Valenciano y ‘El Niche’. Tenía a Alexis Mendoza y Grau atrás. Les digo: vamos a apretar allá. Alexis dijo: no que nos van a golear. ¡Que nos goleen! Ya vamos 3-0 y estamos goleaos, vamos a apretar allá arriba.

Y después vino el histórico empate...

A los 5 minutos, ‘Niche’ recuperó una pelota y metió el primero, 3-1. Se acabaron los taquitos, los aplausos y todo. Yo le dije a ‘Lucho’: Alexis García está haciendo taquito, ¿cuándo le vas a mochar la cabeza? Y entró ‘Lucho’ con los dientes afilados. Yo también. Valenciano puso el 3-2. ¡Vamos que están cagaos! Decía yo. Aquí no perdemos. Llegó el tercero que me cayó a mí ‘de papaya’, de zurda. ‘El Gordo’ Valenciano gritándome: ¡‘Mono’! ¡‘Mono!... ¿Mooono? Yo la voy es a meter. 3-3. Trencito y todo (en el festejo). Faltando como dos minutos, ‘Niche’ Guerrero tuvo el cuarto.

¿Después del partido cómo estuvo el camerino?

¡Fiesta! ¿Íbamos a pelear después de ese empate? ¡Fiesta!

JUGAR EN EL JUNIOR ES EL SUEÑO DE TODOS LOS JUGADORES SAMARIOS Y COSTEÑOS. ESTE ES EL EQUIPO MÁS GRANDE DE NOSOTROS Y TODOS QUEREMOS JUGAR ACÁ. SI A UNO LE VA BIEN ACÁ, BARRANQUILLA LO ADOPTA, A MÍ ME ADOPTARON”.

Luego es el partido del título Junior-América. Tremendo pase que le puso a Mackenzie en el gol del triunfo.

Yo le iba a meter un bombazo, pero Óscar Córdoba me achicó. Ahí fue cuando le metí el enganche a esos ‘manes’, que pasaron de largo. Todavía están en Pescaíto los cuatro. Yo le ‘mamo gallo’ a Wilson Pérez. Después viene ‘Cara e’ perro’ con ese amague bravo.

¿Cuál fue su mejor gol en Junior?

El del 3-3 ante Nacional. Fue un buen gol y fue definitivo.

¿Y el mejor pase?

El de Mackenzie. Pero le metí muchos a Valenciano. La vez que metió el gol 100 le puse dos. Cuando los veo en repetición les digo a los hijos míos: joda, ¿yo cómo hice esa vaina?

¿Cuál Junior fue mejor: el de 1993 o el de 1995?

El de 1993. Ese fue un equipazo. Era pura fantasía.

Junior en 1995, estaba sobrado y fue campeón, a pesar de perder 3-1 ante Santa Fe en El Campín y se retiró molesto…

Es que a mí no me gusta festejar mal. A mí me gusta jugar bien. Si se pierde, que sea jugando bien. Ese día fuimos un desastre. No nos metieron más goles porque José Pazo tapó todo, pero nos metieron un baile. Me metí al camerino y me fueron a buscar para dar la vuelta olímpica y yo les dije: qué vuelta ni que m…! ¡Lo que tengo es pena!

¿Después no festejó?

Sí, ya después se bajó la marea y me monté en el carro de bomberos que nos esperó en Barranquilla.

¿Cómo fue la celebración de 1993?

Todavía estamos festejando. La celebración fue en La Cueva. Ese fue el abrebocas. Después nos fuimos para otro lado todo el combo.

Se fue de Junior a Newell’s Old Boys, donde le quedaron mal y se devolvió de inmediato…

Sí, yo vengo en 1993, estoy con Julio y no tengo problemas. Después, en 1995, llega ‘Piscis’ Restrepo. Yo estaba contento y bacano. De repente me salen y que te vas a Newell’s. Para mí fue sorpresa y dije: yo no me quiero ir, pero si me quieren vender me voy. El contrato tiene que ser mayor que el de Junior porque yo aquí gano bien y estoy contento. Llegamos a un acuerdo y me fui. Cuando llegamos allá, les advertí que el 8% (cifra de la transacción que le corresponde al jugador) tenían que dármelo adelantado o de lo contrario no había firma. Hicimos presentación con camiseta del Newell’s y en la noche, en la reunión del billete, yo dije: ajá, ¿dónde está el maíz que no lo veo? Me salieron con el cuento que tenía que esperar que pagaran el dinero de Scoponi, un arquero que habían vendido a México. Yo les dije: ¿Qué qué? ¿Yo que tengo que ver con esa vaina? No, es que tenemos que esperar. Mire, yo no espero ni a mi mamá, sea serio. Me devolví.

Y regresó a Junior…

Claro. Llegué al Junior y me dijeron que había un equipo nuevo. Pedro Salzedo era el presidente. ‘Piscis’ Restrepo, Víctor Luna y el cuerpo técnico nuevo me dicen: no que usted no está en los planes.

¿Quién le dijo eso?

El cuerpo técnico. Yo les dije: yo vine a entrenar porque soy de Junior. El presidente me dijo que viniera a entrenar. ¿Puedo entrenar? Si usted me dice que no, yo me voy. Humberto Arias, presidente del Cali, me había llamado y me propuso ir allá. Yo le dije: parece que el nuevo técnico no me quiere, voy a reunirme con el presidente para ver qué pasa. Pedro se presentó en la casa, no que hay un mal entendido. Yo dije: ¿cuál mal entendido? ¿Voy a continuar o me voy? A eso vine, a arreglar el contrato, me dijo Pedro. Yo dije: eso es fácil, usted sabe cuánto me gano, tienen que aumentar el porcentaje que le aumentan a uno. Quedé campeón, llegué a la semifinal de la Copa Libertadores y la perdí en penales, además estoy en la Selección, yo cobro por rendimiento, no porque tengo el pelo amarillo. Listo, siga, me mandó a entrenar.

¿Entonces era ‘Piscis Restrepo quien no lo quería?

Claro, desde que llegaron. Me querían volar la cabeza. Ya después se metió el rabo entre las piernas.

Después usted empieza a liderar el equipo, no tenía forma de sacarlo…

¿Cómo me iba a sacar? Quedó campeón, fue el único campeonato que ganó.

Usted hizo un gol crucial en ese título, el de la victoria 1-0 ante Quindío…

Ese día teníamos que ganar obligado y la pelota no nos entraba, pero me tocó a mí. A mí no se me olvida mi paso por Junior.

La Copa Libertadores estuvo cerquita en 1994…

Por un penalti. Valenciano, pum, gol; Alexis, pum, gol; ‘El Pibe’, pum, gol, ‘Cara e’ Perro’, pum, gol. ¿Quién falta? El que mejor cobraba de todos, Héctor Gerardo Méndez. Por eso quedaba de último. Él era seguro, no me acuerdo de verlo botar un penalti. Todos pateábamos.

¿Cómo analiza su experiencia como asesor de ‘Lucho’ Grau?

‘Lucho’ es de mis mejores amigos. Ahora somos más amigos que antes. Teníamos un equipo sabroso, pero no metíamos gol, sobre todo de visitante. Nos faltó algo. ¿Por qué nos fuimos? Porque no entramos entre los ocho.

¿El papá de Teófilo Gutiérrez contó que usted mandó a la cancha a Teo en el partido en el que él debutó ante Once Caldas?

Así fue. Teo tenía clase. Lucho y yo siempre lo veíamos cuando jugábamos con el Barranquilla. Siempre hacían gol él y Bacca. Yo le digo a Lucho: ¿por qué no subimos a este par? Un día lo cogí, ven acá ‘pelao’, ¿tú por qué no juegas en Junior? Acá siempre llegan los técnicos y meto goles, pero los técnicos no me llaman. Yo le dije a Lucho: vamos a subir este ‘man’, nos puede dar la mano. Teníamos a Padilla, Alcázar y ‘El Piojo’. ‘El Chino’ Ximénez llegó después y no le metía goles ni a mi mamá. A Bacca no pudimos subirlo.

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