El Heraldo

Un peso que se divide

Por Marcela García Caballero

Nadie sabe las cruces que otros cargan, ni cuánto tiempo las llevan cargando. Nadie sabe cuánto dolor hay en la historia de una familia, ni cuánta lucha ha habido dentro de las paredes de un hogar. Nadie sabe lo que tan solo es visible para quienes cargan cruces similares, y completamente invisible para los ojos del resto. Nadie sabe lo que hacen los padres por sus hijos.

Es por esta razón que quizás una de las lecciones más grandes que me ha dado la vida es esta: por más que creamos que tenemos la verdad revelada, por más que pensemos que lo sabemos todo, por más que hagamos de suposiciones unas certezas, no tenemos idea de lo que el otro está viviendo. Y me incluyo en este listado, pues como ser humano que soy muchas han sido las veces que me he equivocado creyendo que lo sé todo, cuando en realidad no sé absolutamente nada.

Tal vez por eso es que siento demasiada admiración por los que sin miedo deciden ser padres y, por ende, eligen convertirse para siempre en los responsables de aquellos que traen a este mundo de tantos peligros, de tantas tentaciones y de tantos obstáculos. Creo que por esto es que cuando se acercan fechas como el Día de la Madre o Día del Padre, agradezco tanto el hecho de tenerlos con vida, luchando siempre por las nuestras.

Y es que el amor de los padres por sus hijos es tan grande (esto lo he escrito antes, pero vale la pena repetirlo) que es un amor que trasciende todo, un amor que perdona una y mil veces, un amor incondicional. Es un trabajo que no conoce ni de horarios, ni de condiciones, ni de vacaciones. Es un amor que jamás será igual de recíproco. Es un amor que asumo que solo conoce el que es papá, porque ni como hijos alcanzamos a dimensionar. Sin importar lo que pase, ahí siempre están.

Porque desde el instante en el que nacemos, nos enseñan lo que a ellos les enseñaron, y nos celebran las pequeñas victorias, pero también nos ayudan a cargar las cruces que nos pesan, tratando de hacerlas más ligeras para el camino. Solo ellos son capaces de entender el sufrimiento, porque lo sufren con nosotros. Solo ellos pueden ayudarnos a cargarla, porque tienen amor de sobra para ello.

Por eso hoy, a tan solo una semana de que sea celebrado un día como el del padre, uno que, seamos sinceros, pasa un poco desapercibido, celebro a todos los que se han quedado para educar, para formar, para amar y para cargar el peso a lo largo del camino.

Porque a pesar de lo que les pese, y de lo mucho que a veces les cueste caminar con ella encima, la procesión la llevan por dentro, y nunca pierden la esperanza de que las cosas cambien, y de que esa cruz algún día deje de pesarles a todos.

-*PD: Gracias al mío por siempre ayudarnos a cargarnos las nuestras, y siempre con la fe intacta.

OPINIÓN | PUNTOS DE VISTA

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2021-06-12T07:00:00.0000000Z

2021-06-12T07:00:00.0000000Z

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