El Heraldo

DEL RELATO Y OTROS…RELATOS

POR ALFREDO SABBAGH @alfredosabbagh

Como era de esperarse, ruido ha generado el que el presidente Petro en la entrevista concedida a la revista Cambio se haya referido con las palabras “relato periodístico” a las críticas que desde distintos medios de comunicación llegan a sus políticas y propuestas de gobierno. Ese ruido se amplificó, y amplifica, con la continuada interacción del presidente en la red social Twitter, en la que hasta calificó como “canallada” una publicación del portal La Silla Vacía en la que se menciona a su hija menor de edad. Y también era esperable la reacción mayoritaria de distintos gremios periodísticos pidiendo respeto y mesura al jefe de Estado para con un oficio que ha demostrado con sangre lo indispensable y peligroso que es.

A pesar de todas las dificultades por las que ha pasado, pasa y pasará el periodismo en medio de eternas y justificadas preocupaciones por su ética, credibilidad, relación cercana con el poder y lejana con la audiencia, fuentes de financiación, sostenimiento y apropiación tecnológica; a rajatabla es necesario defender su pertinencia, relevancia y fundamental importancia en cualquier democracia mínimamente seria. A todos los estamentos del Estado y la sociedad misma no sobra pedir consideración y respeto para con el periodismo bien entendido y ejercido.

Ahora bien, esa consideración y respeto no puede basarse en la ingenuidad de creer en una supuesta objetividad periodística que nunca ha existido ni existirá, y menos en un contexto como el nuestro, donde lamentablemente la mayoría de la prensa se sienta a manteles o es tributaria del poder, sea político, económico o de los dos. Negar que algún periodismo se ha convertido en parlante de grupos reaccionarios que ahora añoran el poder que por años tuvieron es pecar por giles. Relato y relatos hay, por supuesto. Decirlo es necesario.

Con todo y esto, mucho mejor es tener periodismo que no tenerlo. Como sociedad nos rige tanto el deber como el derecho de exigir al periodismo de los grandes medios que, por lo menos, se sincere en lo que a relatos y agenda respecta. Imparciales no son y no lo es nadie. Tengamos todos claro que publican sus versiones y que, menos mal, nos asiste el derecho a dudar, máxime ahora. Al mismo tiempo, toca recordarle al Ejecutivo que peleando por Twitter no soluciona sus evidentes problemas de comunicación, y que pésimo consejero es el ego.

A ver si centramos las discusiones en el fondo y no en la forma. Corremos el riesgo de banalizar el relato y quedarnos viendo el humo mientras el fuego se aviva. El cuento se puede volver película de terror.

OPINIÓN

es-co

2023-03-22T07:00:00.0000000Z

2023-03-22T07:00:00.0000000Z

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